Su trabajo multidisciplinar (escultura, video, dibujo, pintura, textos) es una reflexión obsesiva sobre el aislamiento, la pulsión erótica y el deseo a través de un destilado lenguaje de herencia minimalista y conceptual y que sitúa a la representación de la figura humana en el epicentro de su problemática. Sus obras obsesivas e inquietantes, se pueden entender como dispositivos de soledad en las que está presente la urgencia de “hablar desde la imposibilidad del habla”, tratando de encontrar figuras e imágenes para un tiempo desquiciado.

Todos sus trabajos tratan el mismo argumento: la cárcel del cuerpo y la ceguera de la mirada, emblema de las facultades cognitivas. Figuras  situadas siempre en un contexto que amplifica las estancias, mantienen una enigmática relación con el espacio que asume las connotaciones de un vacío potenciado por la acción irritante de la luz, saturándose de tensión física y encarnando el lugar de un no-evento.

Sus imágenes nacen de una interrogación sobre la figura y su posición en el espacio. Figuras aisladas y afligidas por un mal invisible pretenden exorcizar  el fantasma de nuestro destino trágico. Son presencias que intentan construir y blindar la soledad del espectador.

Esta obra explora, poniéndolo en escena, el conflicto del dominio del vacío y la acción de la violencia sobre el cuerpo a través de un imaginario que nos muestra la identidad del individuo como  un lugar disoluto y sin garantías.