Vicka Duran

Doménica

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Lourdes acaba de conocer a la que cree que será su pareja ideal. Ana ha soñado con una estatua atribuida al Greco que le revelará cosas inimaginables. Ambas forman parte del mundo de Doménica, su pintora y creadora, que es quien se encargará de dirigir sus historias en vivo y en directo y de hacer cada función única y especial.

A través de Lourdes conocemos una historia de amor donde la ilusión, la frustración y el dolor forman parte del recorrido emocional del personaje. La raíz del conflicto se presenta a través de la diferencia entre amar y querer, un binomio peculiar, que aunque todos reconocemos como diferentes, son siempre curiosamente utilizados como sinónimos. Ana es la encargada de lanzarnos incógnitas sobre la necesidad de definirnos como individuos, sobre el intento de encajar dentro de unas etiquetas socialmente impuestas. Una estatua atribuida al Greco hace que Ana se sumerja dentro de un mar de dudas y confusiones que harán que se vea forzada a reafirmarse como persona. Ambas historias están tejidas con la misma ambigüedad que se esconde bajo las pinceladas trazadas por el Greco.